St. Pedro (164 puntos), María Peláe (131 puntos), Jorge González (122 puntos) y Almácor (115 puntos) son los cuatro artistas que completan el listado de ocho finalistas al Benidorm Fest 2024. Se medirán este sábado junto a los clasificados del martes, Nebulossa, Angy Fernández, Sofia Coll y Miss Caffeina, en una gala que se retransmitirá en directo La 1 (22.05), por ganar el certamen alicantino y representar a España en el festival de Eurovisión este mes de mayo en Malmö (Suecia). De esta gala saldrá la propuesta sucesora de SloMo de Chanel y Eaea de Blanca Paloma.
El canario St. Pedro se coloca en la terna de favoritas. Ha apostado por el minimalismo para defender Dos extraños (Cuarteto de cuerda), una de las candidatas favoritas desde hace meses. Se trata de un bolero clásico que, además de los cuidados arreglos de cuerda que anuncian su título, añade un piano propio de jazz latino más elegante y una eficaz interpretación vocal.
María Peláe ha vuelto a “echarle papas” con Remitente, versión de una de las canciones de su último disco, pero le ha pesado la sombra del Eaea de Blanca Paloma y su mala valoración en el televoto de Liverpool del año pasado. Su tema ha quedado este jueves en segunda posición, gracias sobre todo al apoyo del jurado profesional en la gala presentada por Ruth Lorenzo, Marc Calderó y Ana Prada.
Jorge González se ha llevado a su harén de bailarines a una sauna para defender Caliente. Como ha ocurrido otras veces en el Benidorm Fest, de nuevo una poderosa puesta en escena ha impulsado una canción poco actual y poco original, que suena al Ricky Martin de hace 15 o 20 años. Su harén probablemente sería más amplio si no es porque las normas europeas lo prohíben. Aunque los juristas hayan pasado meses debatiendo si la Unión Europea llegaría a bloquear la compleja amnistía de Puigdemont, para las cosas de verdad importantes, todo está mucho más atado. La UER limita desde hace más de medio siglo el número de personas sobre el escenario durante una actuación en Eurovisión. Más de seis ya es orgía. No está permitido. La baja puntuación que le ha dedicado el jurado profesional ha generado tantos abucheos en el recinto alicantino que su portavoz, Beatriz Luengo, se ha puesto en modo Buika para acallar las protestas.
Almácor es en esta edición el representante del género de moda, el quevedismo, con Brillos platino y una puesta en escena pensada para la televisión. Con sus defectos, su propuesta tiene muchas cosas que, por ejemplo, no se encuentran en los temas de Omar Montes: dicción, voz en directo medianamente entonada (que se escuchó mucho mejor en vivo que en su retransmisión, en un extraño efecto de autotune inverso que están teniendo las galas de RTVE) y un estribillo. Uno que, además, es pegadizo. Su canción vale para todo, para la radiofórmula de Los 40 Urban, para Eurovisión y como banda sonora de los preliminares en los próximos cuernos de La isla de las tentaciones.
Tras los ensayos vespertinos, la sensación que transmitía la prensa especializada era que nos encontrábamos en una segunda semifinal más competitiva que la primera, lo que ha hecho que una de las favoritas, Marlena, quede fuera de los ocho últimos candidatos, al igual que Yoly Saa, Roger Padrós y Dellacruz. Ha sido una gran semana para la visibilidad lésbica. Tanto que murió de éxito. Como avanzaba este martes Eva Güimil, al voto lésbico se le ha acumulado el trabajo. Está demasiado ocupado salvando a Chiara de la eliminación de Operación triunfo como para también apoyar a sus muchas representantes en el Benidorm Fest: Peláe, Yoly Saa y Marlena en esta segunda semifinal. Hasta Dulceida estaba centrada en Salvar Chiara en sus stories de su Instagram mientras Ana Legazpi cantaba “Y nos daremos un besito viral” en Amor de verano de Marlena. Legazpi ha aprovechado sus 30 segundos de alegato en TVE para pedir el voto para la concursante del programa de Prime Video. Y el público le ha hecho caso y ha colocado su canción en penúltimo lugar del televoto en el Benidorm Fest.
La valoración del jurado profesional vale en esta edición un 50% en las tres galas. La otra mitad recae en el voto público, aunque en este caso se divide en dos: un 25% corresponde al jurado demoscópico —una selección estadística de 350 personas que representa a la población española— y un 25% depende del televoto, es decir, de los mensajes y llamadas de teléfono que hacen los espectadores de las galas en directo.
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