Con voz afable, “Joao” enumera las ventajas del terreno que vende, en el corazón de la selva amazónica. «Son latifundios, grandes fincas», dice quien se presenta con este nombre en un mensaje de voz de WhatsApp. Lo contactamos haciéndose pasar por posibles clientes interesados después de un anuncio publicado en Facebook.
Si bien se mantiene discreto sobre su identidad, Joao no es tacaño con los detalles sobre la tierra que vende. Ellos no son «no deforestado»pero propone «hacer la masacre un [ses] riesgos ». Su superficie puede alcanzar las 8.000 hectáreas (más de 11.000 campos de fútbol) y su precio de venta es de 1.200 reales la hectárea (unos 220 euros), dice. La venta de estas tierras reclamadas por el Estado de Parà es en principio ilegal, pero esta curiosa oferta se está haciendo a la vista de todos, en la red social más grande del mundo. Como Joao, hay decenas vendiendo terrenos de Amazon en Facebook.
Un fenómeno señalado por Dom Phillips en 2019. En ese momento, el periodista británico notó un anuncio de venta de tierras protegidas publicado por un tal Nair Rodrigues Petry, dijo « Nair Brizola». La continuación de la investigación de Dom Phillips sobre esta casera revela la existencia de un sistema organizado de acaparamiento de tierras del que ella se benefició claramente y que supuestamente fue orquestado por un hombre ya implicado en una serie de incendios que diezmaron la región en 2019.
reserva protegida
En agosto de ese año, el Amazonas se quemó. En un fin de semana, 10 y 11 de agosto de 2019, ahora conocido como Dia do Fogo (el «día del fuego»), el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) de Brasil enumera 1.457 «puntos calientes» en el estado, un aumento de casi el 2.000 por ciento con respecto al mismo período del año anterior. Los fiscales federales sospechan de una acción criminal y están abriendo una investigación, que aún está en curso.
En Cachoeira da Serra, localidad del estado de Pará donde azotan los incendios, un terrateniente desafía a los periodistas que informan: los autores de los incendios son funcionarios del Instituto Chico Mendes, el organismo federal responsable de la conservación de la biodiversidad en Brasil. Sin embargo, los medios brasileños descubren que el propietario en cuestión, Nair Brizola, recibió una multa de más de un millón de reales (unos 240.000 euros en ese momento) pocos días después del «día del incendio». del Instituto Chico Mendes por destruir «del fuego» casi 71 hectáreas en una reserva biológica. Y que se ha declarado propietaria de un gigantesco terreno ubicado íntegramente en esta reserva, que sin embargo está vedado a la propiedad privada.
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