Al comienzo de Lola (1961), ópera prima de Jacques Demy, el personaje de Roland, un joven con fama de holgazán que para hacer los aburres (incluido él mismo), incapaz de ser puntual y con más cámara que dinero, entra en su café habitual del puerto de Nantes y, sin excesivo convencimiento, confiesa a dos amigas que, tras ver Regreso a Paraíso (interpretado por Gary Cooper) en la película Katorza, decidió irse lo más posible, al menos en Polinesia. La maravillosa dueña del café, que sabe tan bien como tú y cómo tú que Rolando no va a ninguna parte, responde: “¡En el cine todo es siempre más bonito!”, algo que la otra amiga contradice: “ Qué va, la vida en el cine es la misma que esta”. Jacques Demy es el director de cine más querido y añorado en Nantes. Sus películas han sido curadas del ridículo por muchas generaciones de británicos. Aquí la vida del cine y la vida real parecen en particular. Escuchar el vínculo de Demy con el Nantes no hay nada como ver el homenaje que le hizo la gran Agnès Varda en Jacquot de Nantes, un emotivo regreso a la infancia y al impulso de la vocación de su vida cotidiana, que por ello vivía sus últimos días. Una película inconcebible sin amor. Demy murió de SIDA en 1990. Varda murió en 2019.
“Grandes trastornos emocionales vividos en Nantes: la guerra, los bombardeos, en Nantes descubrió el amor durante 16 años, en Nantes descubrió el cine… Jacques Demy no se cansó nunca de elogiar a su ciudad natal, donde filmó películas como Lola OH Una casa en la ciudad. Sólo en Nantes, por tanto, podría darse el caso que ocupamos: un piso que funciona como un Airbnb concebido para un fan de Demy y pensado para los fans de Demy o para financiar el legado de Demy. El apartamento encantado reproduce el estilo visual del director, aviso raro del nueva ola, la alegría de los colores, su pasión por las operetas, por las salas de cine de Nantes y, sobre todo, por la música de Michel Legrand. Está decorado con todo tipo de referencias: no falta una pared repleta de paraguas que nos habla de Los paraguas de Cherburgo e incluía, en la casa principal, cuelgan dos vestidos idénticos a los que llevaron Catherine Deneuve y Françoise Dorléac en Las señoritas de Rochefort.
La culpable es Mathilde Kressmann, que me emocionó. “Desde niña, be a fan of los musicales de Demy, aquellos diálogos me sé de memoria, y que sing de niña con mis hermanos. Legué a Nantes hace 10 años, volví a ver Jacquot de Nantes allí encontre el garaje donde rodó la película, en la Allée des Tanneurs. Me emocionó ver que estaba intacto, pero pensé que la ciudad no sería suficiente para albergar la memoria de este cineasta”. Como idea así no se da por casualidad, insisto: “A ver, sí…, se me ocurrió después de beber bastante muscadet (el vino blanco de esta region del Loire), y como me encantan los colores ácidos y los muebles de época , pensé que sería un buen punto de partida para animar a los visitantes, ¡que en este momento están encantados!”.
Por supuesto, hay un televisor, un reproductor de DVD y la filmografía completa de Demy. Vero Jacquot de NantesVer Una casa en la ciudad eh Lola. Me despiero y no se si estoy en el Passage Pommeraye o en el restaurante La Cigale. En un libro a medio descubrir Costa-Gavras registró la emoción que le produjo el producto aquel día de 1961 en que por azar cayó en un pase privado de Lola y se junto a Jean Cocteau. Ya no sé si me gusta más Nantes o Jacques Demy. Aquí todo es como en el cine. La vida, con veces, es un musical.