A mediados de marzo, cuando recibió a las empresas socias de los Juegos Olímpicos, quinientos días antes de la ceremonia inaugural, Emmanuel Macron indicó que quería «acogiendo al planeta en las mejores condiciones posibles de seguridad, organización, responsabilidad social y ecológica». Un año después de que ocurriera el evento, «dar la bienvenida a los turistas» Y «La imagen de Francia» La atención volvió a concentrarse el miércoles 19 de julio, durante el Comité Olímpico y Paralímpico organizado bajo la égida del Presidente de la República y numerosos ministros.
Entre los temas que encabezan las prioridades: el alojamiento y los precios de los hoteles y alojamientos turísticos amueblados. “El Estado no pretende sustituir las competencias de los entes locales en el control del volumen de pernoctaciones”, había subrayado el Elíseo durante una rueda de prensa el día anterior, precisando quey “la libertad comercial no [permettait] no consultar los precios de alojamiento en alojamiento turístico amueblado”.
Dado este preámbulo, el gobierno todavía quiere instituir una carta de compromiso sobre el alojamiento turístico amueblado. Finalmente, con un observatorio que permitirá monitorear la evolución de los precios. Una transparencia cuyo fin es facilitar los controles que son responsabilidad de las comunidades, creando una interfaz digital que los automatice”.
Auditorías mejoradas dentro de la cartera de hoteles
Los precios de los hoteles en el Gran París ya han aumentado más de un 30% en promedio desde el final de la pandemia de Covid-19. Y la Copa Mundial de Rugby, que se llevará a cabo del 8 de septiembre al 28 de octubre, ya está dando una muestra de posibles aumentos de precios.
Estos son alrededor del 21% para cinco estrellas en septiembre y octubre en comparación con 2022 y el 44% para cuatro estrellas. Los precios van desde los 224 euros la noche de un hotel de tres estrellas entre semana hasta los 808 euros de un hotel de cinco estrellas los fines de semana. Las reservas de fechas aumentaron un 10,6%.
Más allá de este observatorio, el ejecutivo prevé implicar a todo el sector de la hostelería y la restauración en la firma de un contrato en noviembre, de forma que se comprometa en varios puntos como el dominio del idioma, las herramientas de comunicación, la accesibilidad y la ecología, el uso de productos locales o los niveles de integración y empleo. El ejecutivo también promete un fortalecimiento de los medios de control de la dirección general de competencia, consumo y la represión del fraude a las normas de calidad y sanidad.
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